lunes, 18 de abril de 2016

Historia del azabache

Su nombre en castellano, "azabache", es una palabra de origen árabe y en aragonés se dice "azabaya".


En el mundo antiguo se lo llamó succinum nigrum, equiparándosele al ámbar o succino, con el que aparece asociado frecuentemente. También se le llamó lapis gagates, denominación utilizada entre otros por el naturalista Plinio el Viejo y por San Isidoro. Se han hallado en restos neolíticos, en túmulos y bajo dólmenes; en algunos de ellos se recuperaron más de cien cuentas de azabache lo que confirma que era una posesión de mucho valor al que atribuían un innegable carácter protector ya hace varios miles de años. Las joyas de azabache fueron muy apreciadas por los egipcios, fenicios, etruscos, romanos y los vikingos (1).

Existe constancia documental de que en el año 1067 se extraía el azabache a flor de tierra dentro del mismo tér­mino municipal de Utrillas. El material era guardado en las mazmorras del castillo, hasta que venían a recogerlo los mercaderes de Vinaroz para luego venderlo a comerciantes de Levante que trataban mercantilmente con genoveses. El azabache de Utrillas sirvió, en aquella época, para la fabricación de adornos y botones, siendo de los más apreciados (2).



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